Encuentro Diocesano sobre Primer Anuncio

JORNADA SOBRE PRIMER ANUNCIO – 19 de octubre de 2024

Paraninfo de la Universidad Cardenal Herrera (CEU) – Alfara del Patriarca (Valencia)

El sábado 19 de octubre se celebrará una Jornada sobre Primer Anuncio, organizada por las Delegaciones Diocesanas de Laicos, Infancia y Juventud y Familia, junto con el Vicario de Evangelización.

Los actos tendrán lugar en el Paraninfo de la Universidad Cardenal Herrera – CEU, campus de Alfara del Patriarca, de 9:30 a 13:30 horas, y podrán participar todas las personas de la diócesis que tengan inquietud por la evangelización y, en concreto, por el Primer Anuncio, ya que, en palabras del Papa Francisco, «debe ocupar el centro de la actividad evangelizadora y de todo intento de renovación eclesial porque es el anuncio principal, ése que siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y ése que siempre hay que volver a anunciar de una forma o de otra» (EG 164).

El desarrollo de esta Jornada constará de tres momentos: “El Primer Anuncio en la vida cotidiana”, “Métodos e instrumentos para el Primer Anuncio” y “La continuidad del Primer Anuncio: la comunidad y el discipulado”.

La dinámica a seguir consistirá en testimonios personales, vídeos informativos y una mesa redonda en la que los asistentes podrán plantear sus preguntas y dialogar sobre lo reflexionado.

Cada momento de la Jornada estará coordinado por los Delegados Diocesanos de Laicos, Infancia y Juventud y Familia, acompañados de los representantes valencianos que participaron en el encuentro nacional sobre Primer Anuncio celebrado en Madrid el pasado mes de febrero.

Para más información puede consultarse la página web del Arzobispado de Valencia:

www.archivalencia.org/laicos   o también    www.laicosvalencia.org

Asamblea Fin de curso

La Asamblea-Encuentro de final de Curso la celebraremos el sábado 8 de junio de 2024, en la Parroquia San José de Torrent (Avinguda al Vedat, 87, Torrent).


Este cambio de sede sigue la línea de las últimas asambleas; que nuestras tres celebraciones del curso se conviertan en auténticos encuentros de laicos de parroquia, ampliándolos también a niños y jóvenes. Recordad que nuestra asociación, como la propia Iglesia, no es solo de adultos, motivo por el que hemos buscado un lugar con
un mayor aforo que nos permitiera trabajar por sectores y con mayor espacio para compartir la comida de fraternidad que muchos nos pedisteis volviéramos a incluir.


Y como preparación al Jubileo de 2025 viviremos la Alegría de la evangelización, la cercanía de Dios, que se ha hecho uno de nosotros, «Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca» (Fi 4, 4), para ello contaremos con la presencia de parte de la Comisión Permanente de ACG,


José Antonio Cano, consiliario nacional, y los respectivamente responsables de infancia y jóvenes, Javier Tejedor y Dani Díaz. Te recordamos que la convocatoria oficial de las Asambleas sólo la enviamos a los responsables para que la hagáis llegar a los demás miembros de vuestro equipo; los animes a participar y a invitar a otros laicos (de todas las edades), así como a vuestros sacerdotes a participar en este día de celebración diocesana.


Si alguien no dispone del enlace de inscripción, o tiene cualquier duda sobre el encuentro, os podéis dirigir por escrito a acgdevalencia@gmail.com, llamando al teléfono
de ACG: 613 00 30 25, o por WhatsApp.


Con ganas de poder saludarte personalmente, recibe un cordial saludo.
El Presidente Diocesano de ACG

Para los que recibáis esta carta en pdf, volvemos a compartir el enlace de inscripción: https://forms.gle/c1LxTZygN92rFG8s8

Vigilia de Pentecostés, en la Catedral presidida por el Arzobispo, y simultáneamente en Lliria, Bocairent y el Grao de Gandia

Con motivo de la solemnidad de Pentecostés este domingo, Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar

La archidiócesis de Valencia celebró ayer sábado, la Vigilia de Pentecostés, -con motivo de su solemnidad este domingo- y tuvo lugar de forma simultánea en la Catedral, presidida por el Arzobispo, monseñor Enrique Benavent, así como en Lliria, Bocairent y el Grao de Gandia, oficiadas por sus respectivos Vicarios Episcopales.

La celebración de la Solemnidad de Pentecostés, que coincide con el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, comenzó con la Vigilia Diocesana, preparada por la Delegación Diocesana de Laicos, junto con otras delegaciones de la Vicaría de Evangelización.

Vigilia celebrada en la Catedral de Valencia, presidida por el Arzobispo (Fotos: A. Sáiz)

La vigilia de Bocairent se celebró en la parroquia dedicadas a la Asunción de Nuestra Señora, presidida por el vicario episcopal Camilo Bardisa.

Vigilia celebrada en Bocairent

La vigilia celebrada en Llíria, fue presidida por el vicario episcopal, Agustín Alcayde en la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora.

Vigilia celebrada en Lliria (Fotos: E. León)

La vigilia celebrada en el Grao de Gandía, fue presidida por el vicario episcopal, Francisco Revert en la parroquia de San Nicolas de Bari.

Vigilia celebrada en Gandía

El lema de esta jornada: “Laicos por vocación, llamados a la misión”, se enmarca en la preparación del Jubileo de 2025, “Peregrinos de esperanza”, convocado por el papa Francisco. Para esta preparación, el Pontífice propuso un camino concreto: recordar las enseñanzas de las cuatro constituciones del Concilio Vaticano II, que deben seguir “orientando y guiando al santo pueblo de Dios para que progrese en la misión de llevar el gozoso anuncio del Evangelio a todos».

Pentecostés “es la fiesta de la lglesia, de la unión, de la comunidad, porque es el Espíritu Santo quien estuvo en el nacer de la Iglesia, el que la impulsa, el que la acompaña en su misión evangelizadora. Pentecostés es la actualización, hoy, de la venida del Espíritu Santo sobre los primeros discípulos, constituyéndolos como apóstoles, Iglesia que da testimonio de Cristo Resucitado y acompañándolos en su misión evangelizadora”, aseguran el Vicario de Evangelización, Melchor Seguí, y la delegada de Apostolado Seglar de la Archidiócesis, Amparo Estellés.

AVAN 19 de mayo

Vicario de Evangelización: “Pentecostés nos hace salir fortalecidos y nuevamente enviados a la misión con alegría y autenticidad”

Melchor Seguí anima a todos a participar en la Vigilia de este sábado, que se celebrará en la Catedral y de forma simultánea en Lliria, Bocairent y el Grao de Gandia

– “El laico no puede caminar por libre, sino que ha de trabajar en comunidad, en comunión, en sinodalidad”

La archidiócesis de Valencia celebrará este próximo sábado por la tarde, la Vigilia de Pentecostés, -con motivo de su solemnidad este domingo- y tendrá lugar de forma simultánea en la Catedral, presidida por el Arzobispo, monseñor Enrique Benavent así como en Lliria, Bocairent y el Grao de Gandia, oficiadas por sus respectivos Vicarios Episcopales.

El Vicario de Evangelización, Melchor Seguí, anima a todos a participar -sacerdotes, laicos y consagrados- para “unirnos todos en esta celebración como Iglesia diocesana y salir fortalecidos y nuevamente enviados a la misión con alegría, con parresía, con esa autenticidad de la que nos habla el Evangelio”.

“Igual que la noche de Pascua renovamos el bautismo, que la noche de Pentecostés renovemos también nuestra condición de testigos de la buena Noticia del anuncio de Jesús”, ha afirmado.

Se trata de “renovar nuestra recepción del Espíritu Santo y que sea un revulsivo para todos nosotros para ser lanzados nuevamente a la misión, a la unidad de Pentecostés, porque ella es la que nos da el impulso y la que nos da el ánimo”, apunta Melchor Seguí que recuerda que “el Espíritu Santo es agua que limpia, fuego que quema, viento impetuoso que nos mueve, que nos impulsa, que nos envía”. Por eso, “es muy hermoso que nos podamos reunir todos, animarnos unos a otros y sentir la presencia del Espíritu Santo”.

La Vigilia de la Catedral de Valencia y las de Lliria y Bocairent, que se celebrarán en las parroquias dedicadas a la Asunción de Nuestra Señora, comenzarán a las 20 horas; mientras que la Vigilia en la parroquia de San Nicolás de Bari del Grao de Gandia se iniciará a las 20:45 horas.

Las vigilias se celebrarán sin Eucaristía, “porque lo que queremos es que el domingo de Pentecostés cada uno participe en su parroquia, en su comunidad”, explica el Vicario de Evangelización.

“EN LA IGLESIA, EL PAPEL DE LOS LAICOS ES FUNDAMENTAL”, SON “TESTIGOS EN MEDIO DEL MUNDO”

La solemnidad de Pentecostés coincide con el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar. Según Melchor Seguí, “en la Iglesia, el papel de los laicos es fundamental. Y, precisamente, el lema de este año habla de «laicos por vocación, llamados a la misión». Se enmarca, además, en la preparación del Jubileo de 2025, “Peregrinos de esperanza”, convocado por el papa Francisco.

De igual forma, «el mensaje que han escrito los obispos de la Comisión Episcopal de Laicos, Familia y Vida dice que el laico tiene que ser laico por vocación”.

“La vocación viene del bautismo. Nadie nace cura, obispo o religioso. Todos nacemos laicos, y por el bautismo todos somos enviados a ser testigos en medio del mundo, y sobre todo en el lugar donde se desenvuelve la vida, en el ámbito de la familia, en el ámbito de la educación, en el ámbito también del cuidado de la casa común, como muchas veces nos dice el Papa y tanto nos reitera. Y, sobre todo, en la vida pública, el lugar donde se encuentra cada laico. Ahí tiene que dar testimonio y ahí tiene que estar”.

Por ello, según recuerda el Vicario de Evangelización, “en medio del mundo es donde tiene que trabajar el laico”. Y, por supuesto, «el laico no puede ser un francotirador, sino que tenemos que trabajar en comunidad, en comunión, en sinodalidad. Nadie puede caminar por libre, porque nuestra fe ha nacido en el seno de la Iglesia. Nadie se da a sí mismo los sacramentos. Siempre lo recibimos por medio de la mediación de la Iglesia y por la Iglesia, por el Bautismo y la Confirmación, que son los dos sacramentos que nos envían a la misión”, añade.

PENTECOSTÉS: EL FRUTO DEL ESPÍRITU

Carta del Arzobispo de Valencia

La celebración de la solemnidad de Pentecostés, que es el culmen del tiempo de Pascua, es una buena ocasión para que reflexionemos sobre la importancia del Espíritu Santo para nuestra vida cristiana. Él ha sido enviado a nuestros corazones y viene en ayuda de nuestra debilidad para que podamos llamarnos y ser en verdad cristianos: “nadie puede decir <<Jesús es Señor>> si no es bajo la acción del Espíritu Santo” (1Co 12, 3).

A pesar de esto, para muchos cristianos es el gran olvidado. A diferencia de Cristo, que se hizo hombre y entró en la historia, su acción más difícil de discernir. Para superar esta “marginación” del Espíritu, en ciertos movimientos y grupos se quiere experimentar su presencia de una manera sensible, por medio de ciertos dones y carismas especiales concedidos a algunos cristianos. Ahora bien, las gracias extraordinarias no constituyen su acción fundamental. Quienes las reciben deben acogerlas con humildad y no creerse superiores a los demás, deben vivirlas en comunión con la Iglesia y para su edificación, y deben someterse al discernimiento de los pastores del Pueblo de Dios.

Si la acción del Espíritu fuera esta, nos encontraríamos ante una Iglesia en la que habría cristianos de distintas categorías, porque quienes las tuvieran podrían llegar a pensar que son mejores que los demás, y quien no las tuviera pensaría que no ha recibido el don del Espíritu. El Espíritu Santo es enviado a todos los creyentes en Cristo, por lo que nadie puede apropiarse de él; y su acción principal tiene un carácter invisible, ya que su efecto fundamental en el corazón de los creyentes es la vida de la gracia y la santificación.

El criterio fundamental para discernir si vivimos según el Espíritu no son las gracias visibles, sino su fruto en nuestros corazones. En la carta a los Gálatas (5, 22-23), san Pablo nos enseña que el “fruto” del Espíritu es el amor. Es importante caer en la cuenta de que en este texto no se habla de los “frutos”, sino del “fruto” (en singular) del Espíritu. Este detalle es importante para entender su acción en nosotros: el primer efecto del Espíritu Santo en nuestras vidas personales es despertar en nuestros corazones el amor filial a Dios nuestro Padre. Por ello, quien vive según el Espíritu puede llamar a Dios “Padre” y abandonarse en sus manos, con una confianza y un amor ilimitados.

Ahora bien, la autenticidad y la verdad de ese amor a Dios se manifiestan en aquellas actitudes que difunden el bien a todos los que nos rodean (alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad y lealtad) y que preservan al creyente del orgullo y del egoísmo (modestia y dominio de sí). Por el contrario, si un cristiano no está fundamentado en el amor a Dios como centro de su vida, con mucha facilidad se desanima en su vida cristiana, la vive como una carga que le resulta insoportable, o acaba cayendo en la tentación de pensar que es mejor que los demás.

Esta acción invisible, y no las gracias visibles que a menudo se manifiestan con una cierta espectacularidad, es la que nos ayuda a discernir su presencia en nosotros.

Con mi bendición y afecto.

+ Enrique Benavent Vidal, arzobispo de Valencia.

PENTECOSTA: EL FRUIT DE L’ESPERIT

La celebració de la solemnitat de Pentecosta, que és el cim del temps de Pasqua, és una bona ocasió perquè reflexionem sobre la importància de l’Esperit Sant per a la nostra vida cristiana. Ell ha sigut enviat als nostres cors i ve en ajuda de la nostra debilitat perquè puguem dir-nos i ser en veritat cristians: “ningú pot dir <<Jesús és Senyor>> si no és sota l’acció de l’Esperit Sant” (1Co 12, 3).

A pesar d’això, per a molts cristians és el gran oblidat. A diferència de Crist, que es va fer home i va entrar en la història, la seua acció més difícil de discernir. Per a superar esta “marginació” de l’Esperit, en certs moviments i grups es vol experimentar la seua presència d’una manera sensible, per mitjà d’uns certs dons i carismes especials concedits a alguns cristians. Ara bé, les gràcies extraordinàries no constituïxen la seua acció fonamental. Els qui les reben han d’acollir-les amb humilitat i no creure’s superiors als altres, han de viure-les en comunió amb l’Església i per a la seua edificació, i han de sotmetre’s al discerniment dels pastors del Poble de Déu.

Si l’acció de l’Esperit fora esta, ens trobaríem davant una Església en la qual hi hauria cristians de diferents categories, perquè els qui les tingueren podrien arribar a pensar que són millors que els altres, i qui no les tinguera pensaria que no ha rebut el do de l’Esperit. L’Esperit Sant és enviat a tots els creients en Crist, per la qual cosa ningú pot apropiar-se d’ell; i la seua acció principal té un caràcter invisible, ja que el seu efecte fonamental en el cor dels creients és la vida de la gràcia i la santificació.

El criteri fonamental per a discernir si vivim segons l’Esperit no són les gràcies visibles, sinó el seu fruit en els nostres cors. En la carta als Gàlates (5, 22-23), sant Pau ens ensenya que el “fruit” de l’Esperit és l’amor. És important caure en el compte que en este text no es parla dels “fruits”, sinó del “fruit” (en singular) de l’Esperit. Este detall és important per a entendre la seua acció en nosaltres: el primer efecte de l’Esperit Sant en les nostres vides personals és despertar en els nostres cors l’amor filial a Déu el nostre Pare. Per això, qui viu segons l’Esperit pot cridar a Déu “Pare” i abandonar-se a les seues mans, amb una confiança i un amor il·limitats.

Ara bé, l’autenticitat i la veritat d’eixe amor a Déu es manifesten en aquelles actituds que difonen el bé a tots els que ens envolten (alegria, pau, paciència, afabilitat, bondat i lleialtat) i que preserven al creient de l’orgull i de l’egoisme (modèstia i domini de si). Per contra, si un cristià no està fonamentat en l’amor a Déu com a centre de la seua vida, amb molta facilitat es desanima en la seua vida cristiana, la viu com una càrrega que li resulta insuportable, o acaba caient en la temptació de pensar que és millor que els altres.

Esta acció invisible, i no les gràcies visibles que sovint es manifesten amb una certa espectacularitat, és la que ens ajuda a discernir la seua presència en nosaltres.

Amb la meua benedicció i afecte.

+ Enrique Benavent Vidal, arquebisbe de València.